Esta es la situación en la que se
encuentran muchas personas que acuden a consulta por problemas de pareja.
Les da miedo dejar una relación
que no las satisface porque piensan que no van a encontrar a otra persona: “¿Con
mi edad cómo voy a encontrar pareja?”, ¿Quién me va a querer?, “El mercado está
muy mal”, “Las buenas personas no están disponibles”, “No me acuerdo cómo
ligar”, “Me da miedo que me rechacen de nuevo”…
Se sienten solas, abandonadas,
incomprendidas, no respetadas, ninguneadas, traicionadas… pero siguen y siguen,
pasa el tiempo y más les asfixia la relación.
De vez en cuando, con suerte, hay
algún oasis que les reconforta: un poco de atención, una muestra de cariño, una
nueva promesa…
Poco a poco se va evaporando la
alegría, la fuerza vital. La persona es un espejismo de lo que fue, en muchos
aspectos ni se reconoce a sí misma.
La ruta a seguir es la creencia en
su última coca cola en el desierto. Arrastrarse sedienta de amor a ese ser
inaccesible. Esa coca cola: cuya fecha caducó, se le fue el gas, cuyo sabor ya
no nos gusta, que nos da ardores…