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¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!

 


La inoculación de la culpa es una de las estrategias favoritas de los manipuladores (“Si te sientes culpable harás lo que yo quiera”), así controlan y someten.

¿Cuántas veces te han o has juzgado?, ¿cuántas veces han emitido o has emitido sin piedad el veredicto de ¡CULPABLE!?

La culpa lleva inherente la noción de castigo (humano y divino) y la responsabilidad la de reparación.

Las personas son responsables de sus acciones y omisiones y de las mismas se derivan consecuencias. Si sabes que no has actuado correctamente, admítelo e intenta reparar el daño ocasionado. Hazte responsable de tu comportamiento y no consientas que te inoculen el sentimiento de culpa. Incluso si pides perdón o disculpas, hazlo una vez desde el corazón, pero no entres en la dinámica de la culpa-castigo.

Empieza a reemplazar la culpa por la responsabilidad, vivirás más feliz y consciente.

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